Sobre mi

Francisco del Túria

Siempre me han fascinado los instrumentos musicales y el modo en que la madera puede transformarse hasta dar voz a una melodía. Durante años, esa pasión permaneció latente, mientras desarrollaba mi carrera en el ámbito empresarial. Pero tarde o temprano, lo esencial llama, y decidí volver a lo que de verdad me conecta.

Mi primer contacto con la construcción de instrumentos llegó a los 20 años, de la mano de Salvador Pelejero, quien me enseñó a afinar láminas de marimba. Aquella experiencia dejó una huella profunda que, con el tiempo, resurgió con fuerza.

Mi vínculo con la guitarra es aún más íntimo: viene de mi madre, profesora de guitarra, cuya pasión quise mantener viva como forma de resistencia frente al Alzheimer. Esa necesidad de conservar su legado me llevó, con inmensa fortuna, a cruzarme con Carlos Juan Busquiel. Asistí a uno de sus cursos presenciales, y su talento, sensibilidad y respeto por el oficio fueron una verdadera inspiración.

Hoy dedico mi tiempo y mis manos a crear guitarras y marimbas que nacen de la emoción, pero también del estudio y la búsqueda del mejor sonido posible. Mi taller es el lugar donde confluyen todo eso: memoria, técnica, oficio… y madera que quiere cantar.

¿Quieres una guitarra hecha a mano?

Los instrumentos musicales nacen del diálogo entre las manos y el taller.

"No se trata de hacer... se trata de sentir"